A través de los relatos las mujeres transmiten unas a otras su propia forma de comprender el mundo, muchas veces incomprendida por los hombres. En este relato, gracias al relato de la abuela, la nieta, cuidadora y confesora aprende a romper con una relación de dependencia no sana con su marido.
A los ciento tres años Rebeca Paz y Puente no había tenido en su vida más enfermedad que aquella que desde un principio pareció la última.
(...)A ratos los hijos le hablaban al oído, buscando su empequeñecida cabeza enmedio de una melena blanca cada día más abundante.
- ¿Por qué no descansas, mamá? -le preguntaban, exhaustos y compadecidos.
- ¿Qué quieres? ¿Qué esperas aún?
(...)-¿Qué te pasa? -le preguntó, acariciándola. Ella se dejó estar así por un rato, sintiendo la mano de su nieta ir y venir por su cabeza, su mejilla, sus hombros.Por fin dijo con su voz en trozos:-No quiero que me entierren con el hombre.Media hora después los hijos de doña Rebeca Paz y Puente le pro-metieron enterrarla a sus anchas, en una tumba para ella sola.(...)-¿Quién te llamó a un funeral? Saca tus flores y vete. Yo no quiero que me entierren contigo.
Rebeca era una mujer fuerte y valiente. Salió a luchar cuando la guerra con pistola en mano. Dejo al marido y a sus hijos, por ir con un general Juarista que fue su amor y volvió de nuevo a casa cuando a este le mataron. Vivió muchos años y prolongo su agonía hasta que su familia le prometió que no la enterrarían con el padre de sus hijos.
ResponderEliminarSus historias a una de sus nietas, hizo que esta abriera los ojos y rechazar a su marido, cuando volvió al hogar después de haberla abandonado.