Hace muchos años, concretamente antes de la guerra, a una niña llamada
Geli, sus madrinas, que eran dos, el día de su cumpleaños le regalaron un muñeco
de cartón a quien puso de nombre Pepón. Este tenía el tamaño de un niño de dos
años, ojos azules y una cara sonrosada. Vestía ropas de bebé, chaquetina de
punto, pantalón y zapatinos de badana de color azul, en fin una preciosidad de
muñeco. La niña se sintió muy afortunada
con tan espléndido regalo, lo llevó de
paseo y se lo enseñó a sus amigas. Desde aquel día, concretamente de lunes a
sábado, Pepón permanecía sentado en un
sillón de mimbre dentro de una
habitación tan solo podía darle un beso, los domingos jugaba con él, pero no la
dejaban sacarlo a la calle por miedo a que se estropease.
Pasaron los años, se terminó la guerra,
Geli se hizo mayor, se casó y tuvo tres hijas. La mayor de ellas llamada Mari heredó
el Pepón, que seguía en la misma
habitación sentado en el sillón. El paso del tiempo, como es normal, había
dejado huella en él. Ahora su cara ya no era sonrosada, había tomado un color
amarillento que le daba un aspecto un tanto siniestro. A Mari no le agradaba
nada el muñeco, le tenía un poco de miedo, no quería darle un beso ni tampoco
jugar con él.
Un día las madrinas decidieron darle el
Pepón a Geli para que se lo llevara a su casa a ver si las otras hijas lo querían. Una de ellas la mediana, nada más ver al muñeco lo cogió y
se fue con él caleya abajo hasta el cañu. Una vez allí lo puso
debajo del grifo un buen rato. Poco a poco, como os podéis figurar
la cara de Pepón iba desapareciendo hasta convertirse en cartón mojado.
La niña deshecha en lágrimas lo llevó para casa y ante el asombro de Geli, al
ver que su muñeco ya no tenía cara y el ataque de risa que le dio a Mari, solo
dijo a media lengua dos palabras estaba muy “dochu” (gochu), por lo sucio que
estaba. ¡Pobre Pepón, su existencia fue triste y su final aun peor!.
Yo soy la niña que no quiso darle un beso a
Pepón, así y todo nunca me olvidé de este pobre muñeco.
¡MUCHAS GRACIAS MARIÁN!.socia de Mieres.
Una historia realmente conmovedora.