jueves, 18 de diciembre de 2014

MIS COMIENZOS EN LA ESCUELA

   Yo, Joaquina, les cuento como fue mi comienzo en la escuela con 6 años en 1946. 
   La clase la tenía un poco lejos, 3 kilómetros para ir y otros tantos para volver, teníamos clase por la mañana y por la tarde, no da tiempo a ir a casa a mediodía, así que llevanamos y comiamos allí en un tendejón del colegio, me calentaba la comida una señora que vivía en la casa que tenía el edificio para los maestros, que ellos no la usaban porque eran de Oviedo e iban y venían todos los días.


                     (foto de la fachada del colegio actualmente, realizada por Mª José Fonseca          (compañera de colegio) y ahora compañera socia de Pola de Siero.

   Mi maestra era buena, nos enseñaba a coser, a leer y a escribir y a comportarnos, se llamaba Merche.


El material que teníamos era muy poca cosa, una pizarra y un pizarrin que nos rompia cada nada. Pero más tadre ya tenían un tintero incoroporado en el esritorio donde nos sentabamos en el banco que tnéian el mismo escritoria, era todo una pieza única, el asiento era para dos niñas, porque no nos juntabamos con los niños. La clase de los niños estaba en otro edificio.

Yo fui muy poco a la escuela, me necesitaban en casa para la labordes del campo, pero el día queiba me lo pasaba muy bien jungando con mis copañeras al cascayu, a la comba, yo le robaba las cuerdas a mi padre y me caía cda castigo...porque le ghacía mucha falta porque el dienro era para comporat otras coas que no había.

Joaquina (socia de Lugones y Tesorera de la Asocicación)

MI ESCUELA EN LAGO. ARRIONDAS

   Mi escuela estaba en un pueblo de Arriondas, Concejo de Parre que se llamaba Lago, donde había dos escuelas: una para niños y otra para niñas.


   Empece a la escuela a los 6 años, en 1942, con una maestra que se llamaba Griselda, pero estuvo muy poco tiempo. Luego ya vino otra y se quedó más de veinte años. Fue la única que tuve, se llamaba Amparo Martínez Amago y tenía tres hijos dos ya mayores que estudiaban magisterio por libre, y alguna vez que su madre tenía que ir algún sitio nos daban clase ellos. Era un chico y una chica nos castigaban para tener autoridad, pero luego se lo deciamos a su madre y le reñía.

   El material que tenía era una bolsina de tela que me hizo mi madre, un parvulito, una pizarra que al segundo día ya estaba rota y había que seguir con ella, un pizarrin y para de contar...


   Más tarde, tuve un cabas de cartón duro, si se mojaba ya estaba listo, pero yo lo cuidaba bien. Tenía un estuche que era una caja de hojalata y que todavía lo tengo.
   Las mesas eran de cuatro niñas y nos sentabamos, Tita, Aleida, Delfina y Tini que soy yo.


   Para ir a la escuela teniamos que ir caminando a más de un kilómetro por un camino porque entonces no había carretera. Y cuando llovía ibamos con madreñas y nos tapabamos con lo que podiamos porque como no había "tiendas de chinos" no teníamos paragüas.

   Pero, lo pasabamos muy bien. Jugabamos a la comba, pero con un velorta, a la pelota que en toda la clase había dos, una era mía que me compró mi madre y le costó 6 pts. No teníamos baños, había que ir al campo.

   Teníamos una estufa y teníamos que llevar la leña de casa, sino no funcionaba.
   Yo fui a la escuela hasta los 15 años porque la maestra nos dejaba ir lo que queriamos. A la maestra, le pidieron que tenía que llevar una niña o dos a unos exámenes que nos hacian en los colegios de Arrionadas y me llevó a mí, y el maestro a dos niños. Aprobamos y nos dieraon un certificado de estudios que todavía lo conservo. Y es lo único que tengo.
   Más tarde, ya me mandadron a un taller para aprender corte y confección.

Leontina (socia de Lugones)
 

martes, 16 de diciembre de 2014

SIEMPRE SE VUELVE

               Mis recuerdos empiezan a aflorar. De mis primeros, la verdad no son muy fluidos. Recuerdo la escuela, porque aún sigue donde siempre, "en el patio de la colonia Ceano", nunca dejé de verla. Muchas veces cuando iba  a ver a papá rodeaba un poco para pasar por la escuela. Que por cierto, es de una forma curiosa, parece medio balón con alas. En medio del balón curse parvulos y era mixto, no recuerdo nada de esos años.


    En el ala derecho curse mediano, ya eramos sólo niñas, a los niños los pasaban a la escuela del Borrego, que por cierto era su apellido.
   
   La maestra se llamaba Doña Matilde, buena mujer. Allí comencé con el primer libro del álvarez cambiamos la pizarra por la libreta y el pizarrín por la pluma.




     Luego pasé al ala  izquierdo donde curse mayores, y estudie con el 2ª grado de Álvarez.

Recuerdo mucho la foto de Franco y el crucifijo, el Ave María purísima. Cuando teníamos que decir, "para servir a Dios y a Usted" yo nunca contestaba, por aquel entonces eramos 7 hermanos y desde los 8 años me tocó trabajar bastante, y yo pensaba: " Lo que me faltaba, servirte a ti también".
    Yo no fui mucho a clase por ayudar a mamá, pero me gustaba tanto  que cuando veía un momento saltaba por la ventana (era un bajo) y entraba  a la escuela a cualquier hora, la maestra de mayores se llamaba Doña Josefina, conmigo excelente mujer, porque conocía mi situación. 
Hoy en día, recuerdo muchas veces y lo analizo pero no encuentro explicación. Cuando una niña empezaba a clase y le pegaba y la maestra le preguntaba, ¿estas seguer que fue Antonia? Pues era buena y muy colaboradora, a veces ayudaba en párvulos, quizás porque sabía mucho de niños. También hacía y repartía la leche en polvo y el queso cuando lo había.

   Minuto libre minuto que jugaba: a los cromos, a las piedriquinas, pelota, pio campo, etc. Cuando helaba pirabamos y nos ibamos a patinar, sin patines a una charca en el campo donde hacían las fiestas.  
   Otra "putadita" era entrar en el recreo y poner debajo de los asientos pepitas de cerezas, cuando nos sentabamos explotaban. También llevabanos un poco de sosa, lo poniamos en la nariz y estornudabamos todas a la vez. 
   Mi asistencia a clase no fue plena, pero nunca me conformé con lo aprendido y empecé yendo a las domésticas y aparte de Corte y confección, aprendí muchas cosas más y siempre atenta de dónde ir a aprender lo que fuera. 

   Cuando empezo el "Programa Tiempo Propio" hcaia años que me había sacado el "Graduado" e hice todos los cursillos habidos y por haber, ya ya veis a quie sigo aprendiendo, nunca me parece suficiente. También por cosas personales, por ejemplo todas la muejres que conzoco, viajes, recuinios y la bomba, meterme en internet. Conocer a motinoras que dejaron y huella y hasta una embarazadisma, mi actual monitora Begoña, buena enseñadora.

Como tacatun y sigo.
Marichu (socia de Lugones)

lunes, 15 de diciembre de 2014

MIS RECUERDA DE LA ESCUELA EN VILLAVICIOSA




    Empecé a la escuela con 5 años y, como nos quedaba muy lejos del domicilio familiar al medio día no podíamos ir a comer a casa, por tanto, la mayoría llevábamos la comida en una espuerta de esparto.
    Los menús eran casi empre los mismos, de primero legumbres, arroz, tortilla de patata, y huevos duros; de postre una botella de leche de cuarto de litro y la fruta que hubiera de temporada, manzanas, castañas, nueces, y alguna vez flan casero.
    Las niñas teníamos nuestra escuela y los niños la suya. Los recreos los teníamos a la misma hora, pero ellos hacían sus juegos y nosotras saltábamos a la comba y cantábamos a ritmo de saltos.
    Recuerdo los mandilones blancos relucientes, los lunes y, cuando llegaba el sábado con la suciedad de la semana, las manchas de tinta y los lamparones de grasa de las comidas. En la escuela teníamos una estufa de leña que nos servía para calentarnos un poco y calentar las fiambreras de las comidas durante el invierno cuando estaba frío. Para comer, nos sentábamos todas juntas en los bancos donde hacíamos la costura.
   Los horarios eran de mañana tarde, menos el sábado que era solo hasta las 2 de la tarde. Al finalizar las tareas de la tarde, nos sentábamos a coser y siempre salíamos con una hora o más fuera del horario. Nos enseñaron hacer dobladillos, vainicas, festón bordado, ganchillo y a cantar.



 (la foto con mis compañeras actuales de la Asociación Mujeres con Tiempo Propio, la costura y labor la hecha en mis tiempos de escuela en Villaviciosa).
   En septiembre teníamos que comprar tela para hacer la labor de regalo del día dela madre que en aquella época se celebraba el día de la Inmaculada (8 de diciembre)
   En nuestra escuela gracias a un benefactor que residía en Méjico, contamos con un aparato de radio que ninguna escuela tenía, y más tarde con un televisor.
   Participamos en concursos de radio ganando varios premios en redacción. Los premios eran lotes de libros para la escuela y estilográfica para la ganadora
   Los libros y materiales que recuerdo son: el Silabario, El Rayas, el Catecismo, la Caligrafía de Rubio, la Enciclopedia de Álvarez. La pizarra, el pizarrín, libretas, pluma y plumín, secante, tintero lápiz, gomas de borrar de Milán y los colores de Alpino.
   Las mesas eran para dos, teniendo 2 tinteros y una balda bajo la mesa para guardar el cabás; las teníamos que mantener limpias de tinta, así que los cristales eran los encargados de rasparlas bien, si no raspaban lo suficiente, con un taconazo partíamos el cristal para que estuviera más afilado y así quitar más fácilmente las manchas
Las mayores los sábados, antes de irse a casa tenían que barrer y limpiar bien la escuela
   Mi primera maestra era de Lugones, (Dña. Luz Ruiz Cueva) después tuve otra de Pola de Lena que me enseñó a tejer a ganchillo (Dña. Elvira) y la tercera fue (Dña. Rosario Pérez Cuesta) de Villaviciosa, esta fue la que más nos enseñó. Era una gran profesional, culta, buena persona, inteligente, por algo poseía la cruz de Alfonso X el sabio.

   Para ellas mi agradecimiento por lo que de todas pude aprender. Gracias, para siempre a esas sacrificadas maestras rurales que vivieron una época de escasez y, con los pocos recursos que contaban sacaban adelante todos los cursos hasta los 14 años.

   Pasados los años empiezo de nuevo a los deberes, a la libreta de apuntes y bolígrafo como si volviéramos de vuelta al cole
   TIEMPO PROPIO. ¡Que acertado es el nombre del programa que tanto bienestar nos va dando a lo largo de estos últimos años!
   Ha pasado toda una vida de aquellas niñas de escuela, ya casadas, con hijos y nietos que se toman tiempo para sí mismas en un mundo diferente, iniciando un recorrido bonito, gratificante, de nuevos aprendizajes, en tantos talleres que nos aportan conocimientos, emociones, valoración personal y, nuevos retos como el ordenador, las salidas, los encuentros en comidas, y espacios de compartir vivir y disfrutar como mujeres capaces de conseguir todo lo que nos proponemos

¡FELIZ TIEMPO PROPIO!
¡Cuánto bueno hemos conseguido en este tiempo de formación información y de compartir conocimiento, distracciones y sobre todo de salud física y psíquica
Hasta aquí mis recuerdos de infancia y de tercera juventud.  

Merce Amandi (Socia de Lugones).