Cuando yo era
una niña, había unas fiestas muy buenas en el barrio de San Lázaro de Oviedo,
donde nosotros vivíamos. Las fotos que se muestran fueran tomadas hacia 1945.
Estas fiestas
se celebraban el primer domingo de septiembre, comenzaban el sábado con una
verbena. Y el domingo por la mañana había un desfile de carrozas por varias
calles de Oviedo, por la tarde la procesión en honor al Santo. Esta procesión
salía de la Capilla de la Casa de Caridad “La malatería”, ya que en aquella
época en San Lázaro no había iglesia, pues nuestra parroquia era la Iglesia de
San Isidoro situada en la Plaza del Ayuntamiento. El lunes, era el fin de
fiesta con la famosa “FABADA”, ya que era muy popular en toda la capital e iba
mucha gente a comerla en los bares del barrio e incluso en casas particulares,
se cerraba el gran día con una gran verbena y fuegos artificiales.
Yo siempre me
lo pasé muy bien en estas fiestas desde muy niña hasta que unos años más tarde
se terminaron por motivos económicos. El
que yo me pasara estupendamente en estas fiestas era porque una semana antes ya
empezaban los preparativos de colocación de puestos de tiro, instalaciones de
las barracas, etc. Y durante este tiempo
todos los niños del barrio se reunían allí para seguir el montaje y jugar, a mí
en todo el año no me dejaban salía a jugar
a la calle, yo iba del colegio a casa y de casa al Colegio, no jugaba nada más
que con mis hermanos, pero aquellos día si me dejaban salir y para mi reunirme con tantos niños y que me recibían con tanto
alboroto por la novedad, me llenaba de orgullo, jugábamos al corro, al
escondite, a la comba, etc.
Luego, ya
cuando fui siendo mayor empecé a participar en más cosas, había carreras de
cintas en bicicleta, carreras de sacas y otras muchas más actividades, salía en
las carrozas vestida de sevillana y en las Procesiones de Ángel. Yo no paraba
aprovechaba hasta el último instante pues ya sabía que después ya no había más
salidas hasta las fiestas de San Mateo.
Estas fiestas,
tan entrañables para mi, tienen además una connotación sentimental fue allí
donde conocí al que sería mi marido y el único novio que tuve.
Muchas gracias a nuestra socia de Lugones, Manuela Arguëlles.
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