miércoles, 22 de octubre de 2014

MI VISIÓN DE LA TELEVISIÓN POR M.R.M.F



   Lo que voy a relatar marco parte de mi infancia, etapa que fue la más feliz de mi vida. Años que recuerdo como era la mamá de mis hermanos, parecía una gallinita con sus polluelos, a dónde yo iba ellos eran mi compañía.


   La T.V.E  y yo casi llegamos a este mundo a la vez, pero tendría que pasar muchos años para que llegaran las televisiones a los pueblos. No recuerdo, de los cuatro bares-tienda que había en el pueblo Cibuyo (cangas del Narcea), quién compró la primera. Lo que si recuerdo que no pasó mucho tiempo que en todos había televisión. 


   Pero el centro de reunión de toda la juventud en los años 60, éramos muchos, era un pequeño bar. El bar estaba dividido, una parte estaba las mesas siempre llenas con las partidas de cartas, y en la otra parte instalaron la televisión y alguna silla que poco a poco aumentaba el aforo. Sólo había unas horas de emisión, y como no había información sobre los programas, las encendían cada poco y se veían más burbujas que imágenes. “ Casa Quinto”.


   Cuando llegaban los domingos, se hacían dos cosas ir a misa por la mañana y ver la película por la tarde.

Cuando llegaban las cuatro de la tarde todos  los jóvenes  y no tan jóvenes nos reuníamos a ver las series americanas, por ejemplo “El Virginiano”, que a todos nos gustaba era como un cine.


 Allí no se oía ni una mosca, sólo que por aquel cristal salía, gente que reían, lloraban, cantaban,… desde la caja tonta como años más tarde la llamarían.

Según pasaban los años a cada casa iba llegando la tele. ¡¡ A lo que más me llamaba la atención!! Era que todas estaban vestidas con su faldón y en una repisa muy alta. Para apretar el botón de encendido había que subirse a una silla.
Cuidadas estaban, pero que funcionara eso era otra cosa. Un día fallaba la luz, otro había tormenta, el repetidor dejaba de funcionar, pero no era un día  a veces hasta un mes. Estaba más de adorno que funcionando. Al fin adornaba bien tapadita en su repisa todas las cocinas de la época y esperando cuando aquel dichoso faldón se recogía.

Pasados los años, pasó del blanco y negro al color, al mando a distancia,… al TDT, ahora es delgada, plana. Nosotros crecimos, cumplimos años, cambiamos… ella no envejece, cada día más delgada, más moderna…pero muy poco divertida.

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