Nací en una aldea de Cangas,
donde mi mundo consistía en cuidar el ganado, jugar con mis vecinos, ayudar en
casa e ir a la escuela….a pesar de haber nacido en un lugar donde las
circunstancias no ayudaban a que una mujer pudiese progresar por sí misma,
algún gen extraño mutó en mi porque siempre fui “feminista” y con la clara idea
de que mi vida la quería manejar yo misma, a mi manera y ser independiente y no
depender un matrimonio para salir adelante.
Un día, en el año 1957, llegó a
mis manos una revista donde aparecía un reportaje del casamiento de Fabiola y
Balduino de Bélgica, la revista ya se llama “HOLA”. Me quedé impactada,
descubrí otro mundo, un casamiento con demasiado lujo, con una invitadas
excepcionales, y allí vi que había otra cosa que era bastante diferente a mi
aldea y a las cosas que allí hacíamos……guardé la revista que había puesto en
mis manos mi maestra Sira….mi mentora gracias a las cosas que me explicaba.
A partir de aquel mi forma de
pensar cambió, y un buen día mis padres me dijeron que si quería podía visitar
a mis tíos durante un mes en octubre en Madrid, cuanto tenía 15 años….por
supuesto me pareció estupendo y me fui, y lo que en principio era para un mes
pasó a ser un periodo de 10 años, donde el mundo de mi revista se convirtió en
realidad, porque me colocaron, sin permiso de mis padres, a trabajar en pleno
barrio de Salamanca.
Mi vida no fue fácil, recuerdo
que los primeros meses me dediqué sólo a escuchar, yo no hablaba como ellas, y
se reían de mí, no sabía hacer las cosas como ellas al principio, pero
dedicándome a aprender a conciencia, llegué a ser la persona de confianza de
mis jefes en aquel negocio que no tenia nombre definido porque vendía de todo:
tabaco, perfumería, mercería, bisutería, etc. Con jornadas laborales de hasta
18 horas al día, descansando el domingo por la tarde, únicamente.
Entre mis aventuras en la capital
destaco alguna:
-
Con mis jefes fui a misa un domingo, al salir
fuimos a tomar un aperitivo, entre las cosa que piden para acompañar al vermut,
viene lo que ahora sé que son gambas a la plancha, este marisco en mi aldea no
existía, por tanto, mi reacción fue la de cómo siempre, ser prudente,
observadora y ver que hacía con aquella cosa con ojos, patas y pelos… una vez
pasado el trance….que ricas!!!!!!! una de mis comidas favoritas!!!!!!
-
Me enviaban a llevar los pedidos y a cobrar
facturas, a las casas de alta alcurnia del barrio de Salamanca, donde las casas
y la forma de vivir de aquella gente era impactante para mí, que venía de un
mundo tranquilo, austero y sencillo. Entre las personas a las que visité
destaco alguna: Ministro de hacienda, El Mingote, La dueña del Banco Pastor, La
familia Echegarai, y otras muchas personas pudientes. Había casas donde tenían
hasta 6 personas a su servicio, cocineras, doncellas, choferes, “mamaseles”
(niñeras extranjeras que enseñaban el idioma a las criaturas que cuidaban),
jefas de servicio, asistentas, etc. En una ocasión en una de mis visitas para
llevar mercancía a un domicilio una chica del servicio que era de Cantabria me
preguntó si había visto alguna vez un urugallo, yo dije que no y dudar, abrió
la puerta de la despensa y allí estaba
vivo el animalito, para mí fue la primera y última vez que vi uno de estos
animales.
-
Me sorprendió ver a las muchachas que
acompañaban de sirvientas a sus señoras con su uniforme y cofia, la cestitas de
mimbre o bolsas de la compra…..pegada a su señora, que agarraba lo que compraba
y se lo metía a la chica en la cesta, sin mirarla ni hablar con ella.
-
Conocí a gente del mundo de la farándola, que
luego fueron personajes importantes en la música o el teatro.
-
Visité los mejores sitios de Madrid en aquel
momento, porque mis jefes me llevaron con ellos en muchísimas ocasiones,
teatros, salas de fiestas, centro asturiano, etc.
Así, descubrí
y viví otro mundo diferente al que hubiese vivido, con seguridad, de no haber
realizado este viaje y de no haber conocido a mi maestra y mentora que me
dejaba sus modernas revistas para que pudiese descubrir otros mundos que
existían y que para mi eran sorprendentes….a partir de estos 10 años viviendo en Madrid, a los 23 años conocí al que hoy es
mi marido y padre de mis tres hijos. Dos años después me casé y me fui con él
me fui a trabajar al extranjero donde todavía la modernidad y el nivel de vida
estaba muy por delante de España, en aquel momento ( como anécdota vi que la
comida se podía congelar, había unos armarios que estaban tan fríos que la
comida se enfriaba tanto que se congelaba y se podía después de mucho tiempo
comer)….mi vida fue de sorpresa en sorpresa, y esta carrera de la vida, me hizo
aprender tantas y tantas cosas, que al final no necesité un título
universitario para manejarme correctamente en la vida y tener claras mis ideas
de progreso y modernidad, ideas con las que intenté educar a mis hijos.
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