martes, 4 de noviembre de 2014

MI PRIMER DIA DE ESCUELA



   Soy María José Fonseca Peruyera, nací  Vega de Pola, Siero el 19 de marzo de 1931 y trato de contarles la experiencia de mi primer día en la escuela. Como ya les dije en un relato anterior, yo nací en la escuela de los chicos, por lo que siempre tuve mucho cariño a este centro de enseñanza.

   Mi primer día me acompañó un chica de las mayores llamada Josefina Riestra, más conocida por Pepa, y lo que es la vida llegó a ser mi cuñada. Entonces ya no vivíamos en la escuela, por eso mis padres le pidieron ese favor. Yo tenía seis años.

La escuela está y allí sigue, en una zona un poco alta. El edificio tiene dos plantas, abajo dos aulas grandes, una para niños y otra para las niñas, y las viviendas arriba.

Teníamos unos locales techados sal lado de la escuela para cuando llovía no mojarnos. Allí jugábamos al “cascayu”., la cuerda y otros juegos. Delante de la escuela había cantidad de árboles y los que más recuerdo son los eucaliptos, también creo que había álamos.

  A la llegada estaba u poco nerviosa. Doña María, que sí se llamaba la maestra, me acogió con cariño y me situó con otras niñas en la parte de atrás en un banco, ya que en los pupitres estaban los mayores. Con el tiempo yo también tuve acceso a dichas mesas. La escuela para mí fue una novedad y estaba muy contenta, pues pensaba que había muchas niñas con quien jugar, y tuvo que pasar un tiempo hasta que descubrí que allí no se iba sólo a jugar, sino que había que aprender a leer, escribir, sumar y muchas cosas más. Fue una ventana al conocimiento, aunque al principio no me diera cuenta de lo importante y necesario que me podría ser en la vida.

Doña María tenía el pelo blanco recogido en un mono en la nuca, llevaba gafas, y a mí me parecía una abuelita.





 Años más tarde nos vio otra maestra llamada Doña Felicita, más joven y con ganas de inculcarnos el interés por hacer estudios más amplios, al menos de magisterio que entonces era lo más normal en las chicas. Yo lo intenté dando los pasos necesarios para ello y me ilusioné mucho, pero causas ajenas a mi no pudo ser y me quedé con las ganas de tener conocimientos más amplios, ya que la cultura te abre nuevos horizontes a lo que yo habría deseado y no puede llegar.

   Años después de la escuela, como a las mujeres nos preparaban más para amas de casa que para valernos por nosotras mismas siendo independientes, también fui a coser y con mamá aprendíamos a cocinar, que lo había muy bien. Pero al no estudiar ninguna carrera, había que pensar en un oficio y yo me embarqué en dos. Primero saqué el título de Corte y confección en la Academia Migoyo en Oviedo, y la verdad me iba muy bien. Tenía a las que daba clases de corte y confección y cosía para gente de la calle, A mi hermana, que asistía  a las clases no le agradaba por lo que se decidió por la peluquería y cuando ya estaba formado yo me empecé formar en este oficio también. La sentencia de mi abuela paterno fue: “mujer de muchos oficios, nunca una perra tendrá”, dicho  que al dinero se le decía, ¿tienes perres?

   Deje la costura y el 14 de abril de 1958 abrimos una peluquería en Sama de Langreo. La suerte nos acompañó y este sería ya mi último oficio, al que debo mucho. Pasaron diez años, ya casada y con dos hijos volví para Pola de Siero, donde volví a poner otra peluquería y gracias a Dios me fue bien y ahí seguí hasta la jubilación a los 65 años.

   Llegó el “Programa Tiempo Propio”, y como entonces tenía más tiempo, me puse en contacto con la organización y el primer curso que se dio aquí en Pola de Siero ya asistí. Esto me recuerda a la escuela, de nuevo libretas, los bolígrafos, y a escuchar las profesoras que, por cierto, fueron muchas y muy buenas, cada una con su materia.



 Pero sobre todo una que nos animó tanto, nos transmitió valor y fuerza para afrontar esta etapa de nuestra vida ocn sus pros y contras, llevándola con dignidad y alegría. ¿Qué nos aportó Tiempo Propio? Crecer como personas, aprender a valorarnos, participación social y también a decir que no en ciertos momentos.

    Y así me fui animando a participar en los cursos de Lectura, creación literaria, y escribir algo para nuestro Blog de Mujeres con Tiempo Propio.



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