viernes, 29 de noviembre de 2013

TIA FERNANDA



¿Nos podéis ayudar a entender a Tía Fernanda?, ¿Os identificáis con el personaje?, ¿qué os ha gustado más de ella?¿Qué menos?

       Con la vista perdida en el patio, un día de lluvia como tantos otros, la tía Fernanda dio por fin con la causa exacta de su extravío: era la cadencia. Eso era, porque todo lo demás lo tenía del lado donde debía tenerlo. Pero fue la maldita cadencia lo que la sacó de quicio. La cadencia, esa indescifrable nimiedad que hace que alguien camine de cierto modo, hable en cierto tono, mire con cierta pausa, acaricie con cierta exactitud.
 (...)

      Sus encuentros con la cadencia la dejaban extenuada. Era tan complicado quererse en los sótanos y las azoteas, dar con lugares oscuros y recovecos solitarios en esa ciudad tan llena de oscuridades y recovecos que nunca eran casuales. ¿Cómo saber si eran seguras las escaleras de una iglesia o el piso de una cava cuando ahí a cualquier hora era posible que alguien tuviera el antojo de emborracharse o llamar a un rosario? 
(...)

     Una mañana, la tía Fernanda abrió los ojos y la sorprendió el alivio. Había dormido noches sin apretar los dientes, sin soñar peces muertos, sin ahogarse. Tenía los ojos secos y ganas de hacer pipí, correctamente, por primera vez en mucho tiempo. Estuvo media hora bañándose y al salir con el pelo mojado y la piel lustrosa vio su cara en el espejo y se hizo un guiño. Después, bajó a desayunar con su familia que del gusto tuvo a bien perdonarle que el pan supiera rancio porque el chofer había cambiado de panadería con tal de no ir a la que le ordenó la cocinera, que quién era para mandarlo.

      Al terminar el trajín mañanero, la tía Fernanda se fue a misa como en los buenos tiempos. 
    -Me vas a deber vida eterna -le dijo a la Santísima Trinidad.

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