jueves, 6 de febrero de 2014

MUJERES DE OJOS CLAROS

  Me propongo con estas lineas contaros un poco la Historia de mi familia.
   Somos tres generaciones de mujeres de ojos claros. Tres generaciones de mujeres inmigrantes.
   Las primeras que emigraron fueron mi abuela Aurora y sus tres hermanas, mi abuela era la mayor de las cuatro.


   Salieron un día de verano del Puerto de Vigo en barco hacia "América" su destino, tras un mes de navegación en bastante malas condiciones fue "Buenos Aires".

   Su comienzos fueron duros, pero se labraron un futuro y tuvieron negocios importantes; la única que regresó a España fue mi abuela Aurora; sus hermanas quedaron en Buenos Aires donde fallecieron. Descendientes de mi familia siguen en América y están bien, nos visitan de vez en cuando.


   La segunda generación de emigrantes fue mi madre. Su destino Suiza.


  Después de unos años trabajando allí, fuimos mi hermana y yo que era la mayor a reunirnos con mi madre a Suiza, aquí está la tercera generación de emigrantes. 

  Yo fui a Suiza en el año 65, allí estaba todo muy adelantado con respecto a España, que iba veinte años retrasada en todo; yo nunca había comido un yogurt ni visto tubos de mahonesa, que por cierto en un principio no me gustaron, luego ya me acostumbre y me gustaba todo, allí fui muy feliz.


   Como persona inquieta, observadora, con ganas de aprende, mucha creatividad...nunca me gustaron los trabajos sin movimiento y menos sin poderme relacionar con la gente o sea, no me gusta la monotonía. Trabajé en varias fábricas: de relojes, de aspiradoras, de colchones, etc.
  Un día por casualidad, ví un cartel que decía "se necesitan enfermeras de psiquiatría" me presente y me admitieron, algo vieron en mi, esa era mi vocación, relacionarme con la gente que te necesita.
  Como yo no me podía permitir estudiar sin cobrar, en este hospital cobrabas un sueldo muy buieno, podías algunos días trabajar y otros tenías teoría, se compaginaba muy bien.
  Así fueron mis comienzos como enfermera y los días más felices de mi vida.
  En el psiquiátrico había departamenteos muy peligrosos, donde estaban las mujeres "locas". Cuando llevaba seis meses trabajando y estudiando, que ya tenía conocimientos adquiridos, tuve que ir al departamento más peligroso, yo nunca tuve miedo, pero era para tenerlo.
  Un mañana fuimos otra enfermera y yo a llevale el desayuno a una enferma que estaba en una habitación de seguiridad. La habitación, con una puerta gruesa, una ventana para mirar antes de entrar, dentro un colchón tirado en el suelo, forrado con un plástico duron, sin cremalleras, una ventana alta, todo para abrir con llave maestra que llevabamos las enfermeras en el bolsillo del uniforme.
   Cuando abrí la puerta, después de mirar por la ventana, me quedé sorprendida, petrificada, pero pronto reaccioné...De pie estaba una mujer desnuda, de unos 42 años, alta, delgada, de pelo oscuro y corto, era muy guapa, aún en la situación que estaba, el camisón tirado en el suelo, todo sucio y embadurnado en sus propios excrementos. Me llamó tanto la atención que hablara español, sus palabras eran confusas, me pareció raro. Su nombre y apellidos eran Suizos.
  Al otro día hablé con mi supervisora le dije lo que me extrañaba que "Frau Müller" hablara español y me dejó ver su historial, me sorprendió muchisimo.
  Lo primero antes de contaros porque se volvió loca esta mujer, os diré que la locura es tremenda. "Elisabet" que así se llamaba de nombre, era muy peligrosa cuando le llevabamos la comida en la bandeja a su habitación, te la podía azotar y hacer saltar por los aires, te podía atacar; nunca podía entrar sola una enfermera, una de sus manías eran "las rubias". Un día que la habíamos sacada de la habitación para que se lavara, la acompañamos un enfermera alemana y yo, la alemana era rubia, estabamos las dos de pie, yo cerca de la alarma y la alemana estaba más cerca de ella, con un agilidad de vértigo la agarró del cuello, yo no podía hacer nada más que sonar la alarma, enseguida vinieron los refuerzos, entre todas consegímos soltarle las manos del cuello; pobre "Rita" la enfermera, ya estaba morada y no podía respirar, se recupero.
  No os podéis imaginar la fuerza que tienen las personas que están trastornadas. 
Por las mañanas todos los días a "Elisabet" la llevabamos a que se hiciera un baño, que le había preparado antes con agua calentita, dado el estado en el que se encontraba cada mañana; por el pasillo caminabamos hasta los banos con ella, dos enfermeras una a cada lado, manteniendo siempre una distancia. Ella desnuda, tan alta y delgada, el camisón le duraba poco tiempo puesto. Al llegar al baño, se metía dentro, nosotras de pie esperando, empezaba a dar volteretas se quedaba con la cabeza debajo del agua, y los pies para arriba, la primera vez que la ví, le dije a mi compañera, se va "ahogar", aguantaba mucho tiempo debajo del agua y de golpe salía como un ciclón, salpicando y hechando el agua todo fuera. No sé ahogaba, todos los días lo mismo, tenía unos pulmones de atleta.
   "La historia de Elisabet", ella era bailarina de danza clásica y ballet, de una familia adinerada en Suiza.
Estando de gira por "América", actuaba en el teatro Colón de Buenos Aires. Después de un espectáculo de gran éxito, le presentan a la salida a un bailarín de tango, guapo, algo mayor que ella, su nombre era Dionisio pero lo llamaban "Dinio". Elisabet se enamoró de él, fue un flechazo, empezaron a salir y pronto se casaron. Él la enseñó a bailar tango y actuaba con él, fueron felices algún tiempo, hasta que ella se quedó embarazada, tuvo tres hijos con él, ella tuvo que dejar su profesión.
Dinio era un "Don Juan" la última que llegaba se liaba con ella, tenía labía para conquistar, cada día llegaba más tarde a casa, todo eran disculpas y sus palabras amorosas, te quieron y bla...bla...bla... pero no cambiaba.
Elisabet lo perdonaba una y otra vez, calló en una gran depresión.
Sus padres al corriente de todo fueron a por ella y los niños, pelearon en médicos y lucharon por su recuperación. Su cabez se trastorno, no conocía ni a sus hijos, no tenía conversación, estaba ida, hablaba para ella, vivía en su mundo, acabó "loca de amor" en una habitación de un psiquiátrico donde yo la conocí, hablando en español, cosas que tenía en su cabeza y que le habían hecho tanto daño.
   Esto lo cuento, ya pasaron 43 años, cuando yo trabajaba en el psiquiátrico las normas eran que lo que pasaba allí no se podía contar fuera. Allí ví cosas muy tremendas, esta es una de ellas. 

Espero que esta historia y parde de la mía os haya gustado. 
Grandes historias, gracias por compartirlas con nosotras, RC (socia de Pola de Siero)

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